La vereda de Songó, en Mahates, norte de Bolívar, es uno de los cuatro ambientes seleccionados por la Universidad de Córdoba y la Fundación Promotora Canal del Dique, para evaluar cultivos de fríjol Caupí.
La iniciativa vincula a por lo menos 80 pequeños productores de esa zona del Departamento, agremiados a Asosongó y donde la biofortificación de cultivos alimenticios, que impulsa la institución universitaria, encontró un terreno propicio.
Estos cultivos biofortificados, según el docente de Unicórdoba, Hermes Araméndiz, “es una iniciativa de esa institución que desde el 2007 inició el programa de mejoramiento genético con un enfoque además de participativo, asociado a la búsqueda de cultivos biofortificados, es decir , mayores porcentajes de proteína, fósforo, zinc y hierro y mejores rendimientos en los órganos de interés, para el caso del fríjol en la semilla y que respondan a las necesidades los agricultores, como la tolerancia a la sequía, que es una gran limitante en muchas áreas de nuestra geografía y consumidor final”.
El docente añade que con el programa, las líneas de fríjol Caupí, además de respetar los hábitos alimenticios, estas fueron mejoradas en sus contenidos nutricionales por métodos convencionales de mejoramiento genético.
“Estos nuevos materiales se caracterizan por tener mejor capacidad de respuesta a condiciones de sequía, inicio de floración a los 34 días, mayores porcentajes de proteína (26%), niveles de micronutrientes y rendimientos que superan los 2.500 kg/ha., con lo se pretende mejorar la ingesta de las familias de esta región del país y así contribuir a la producción de proteína vegetal económica y saludable, que mejore los indicadores de salud pública de las personas con mayor vulnerabilidad económica”, sostiene el docente.
William Yepes, uno de los agricultores beneficiados con este programa experimental, calificó la iniciativa como “una oportunidad única y una ventana de muchas esperanzas”.
El viernes, durante un día de campo, se hizo la recolección de la cosecha y se empezaron a hacer las primeras pruebas de evaluación, las cuales se culminarían en enero.
Las muestras seleccionadas permitirán conocer los rendimientos y las mejores plantas, que al final serán las que se tendrán en cuenta para un segundo cultivo experimental, este más extenso, unas 5 hectáreas. Si los resultados son los ideales, bajo la supervisión del ICA, se podrá registrar una nueva variedad de fríjol Caupí.
En los experimentos hechos en los 3 ambientes restantes (Montería, Cereté y Ciénaga de Oro, en Córdoba), se obtuvieron resultados promedio así: plantas con 64 vainillas y una producción de 1.126 kg./ha. Al día de campo en Songó asistieron, además, la rectora de la Universidad de Córdoba, Alba Durango; Leoncio Jaimes, funcionario del ICA en Bolívar; María Eugenia Rolón, directora de la Fundación Promotora Canal del Dique, estudiantes y docentes de la Universidad de Córdoba, pequeños productores de la vereda de Songó y Manuel Alberto Ortega, el coordinador Regional de Fenalce en Bolívar.
PROPIEDADES DEL FRÍJOL
El fríjol Caupí o cabecita negra hace parte de la cultura alimenticia de los habitantes de la Costa Caribe colombiana. Tiene hasta un 26% de proteína, vitaminas, minerales y lípidos del 2%. Este es un cultivo de ciclo corto (60 días) y con la biotecnificación se logran mayores rendimientos y nutrientes, con lo cual se ayuda a erradicar la desnutrición y dar seguridad alimentaria en la Región.